miércoles, 22 de noviembre de 2023

Sesiones del 27 y 29 de noviembre

 En el siguiente enlace podéis leer un artículo sobre los soldados españoles que lucharon en el ejército de Napoleón

https://historia.nationalgeographic.com.es/a/soldados-espanoles-napoleon_20517?utm_source=indigitall&utm_medium=push&utm_campaign=trafico


 ISABEL II, EL JUGUETE DE TODOS


Ser reina desde los tres años es una maldición. Isabel nació en septiembre de 1830. Fue jurada princesa de Asturias sin haber cumplido los dos años y proclamada reina a los tres. Antes de aprender a escribir supo que media España la combatía por las armas.

Ya sin padre, perdió a su madre a los diez años. En 1840, el general Espartero mandó al exilio a María Cristina de Borbón. Así, Isabel y su hermana quedaron como ovejas entre lobos. A nadie le interesó educar a Isabel. Los políticos e incluso otros familiares preferían una monarca fácil de manipular. En 1841, el general Diego de León intentó secuestrarla en Palacio.

En este reinado de treinta y cinco años se construyó el Estado constitucional. Nacieron el consejo de ministros; el parlamento, que aprobaba presupuestos y controlaba a los gobiernos; y los primeros partidos políticos. Por fin desapareció la sociedad estamental; se permitió el libre comercio interior, ya sin gremios ni estancos; y comenzó la industrialización. Pero se cometió la desamortización de bienes eclesiásticos y municipales, que hundió en la pobreza a millones de españoles.

Los cambios de Gobierno se hacían mediante pronunciamientos. Los principales políticos del reinado fueron generales, convertidos en espadones. Cada partido tenía uno o dos y a su sombra crecían los políticos civiles, los conspiradores y los especuladores. Narváez por el Partido Moderado; O’Donnell y Serrano por la Unión Liberal; y Espartero y Prim por el Partido Progresista. Esta costumbre, que nos asemejaba a Bolivia, avergonzaba a muchos, como Emilio Castelar: “Si los generales no mandan, somos tan débiles que no podemos vivir; nos parecemos a aquellos antiguos vándalos que adoraban una espada puesta de punta en el suelo”.

Una vez vencidos los carlistas (1840), los liberales acapararon la vida política. Al principio hubo dos partidos, el Moderado y el Progresista. Para establecer un puente entre ellos, surgió la Unión Liberal. Ésta, como la definió Cánovas del Castillo, era un partido... “La carencia de ideología ha sido uno de los grandes éxitos de la política española, como comprobamos en nuestros días”.

Modelo inglés y francés

A trancas y barrancas, España trató de imitar las innovaciones de Inglaterra y Francia: se construyeron miles de kilómetros de ferrocarriles y nuevas carreteras, se amplió la armada y se botaron los primeros barcos con casco de hierro, se fundó la Guardia Civil, se simplificaron los impuestos, se abrió un instituto de enseñanza media en cada capital de provincia, se pacificaron las relaciones con Roma, se participó en acciones en el exterior (Marruecos, Cochinchina, México, el Pacífico, Italia)… La corrupción se democratizó debido a los caciques de Cuba y a los empresarios de ferrocarriles. Uno de los grandes agiotistas fue el segundo marido de la madre de Isabel II: Agustín Muñoz, ennoblecido como duque de Riánsares.

El matrimonio de la reina-niña fue un asunto de interés internacional. Sólo Londres y París reconocieron a Isabel. Las demás potencias europeas apoyaron a su tío, el infante Carlos. Los intereses de Estado hicieron que se casase a los 16 años con un primo: el infante Francisco de Asís de Borbón. El matrimonio fue un fracaso. Isabel tuvo doce embarazos, no todos de su marido, pero sólo llegaron a la edad adulta cinco hijos.

Isabel, que en los años 30 era para los liberales y los demócratas pura y virtuosa, había pasado en los años 60 a tirana y degenerada. Ella tuvo parte de culpa en este cambio, debido a sus amantes y a su preferencia por Narváez. O’Donnell, destituido en 1866 por la reina para entregar el Gobierno a Narváez, dijo: "Esta señora es imposible", y se marchó a Biarritz. Pero también es verdad que sufrió campañas de desprestigio de quienes perdían su favor.

Los conspiradores del Pacto de Ostende

Después de morir O’Donnell (1867) y Narváez (1868), quedó sola ante los conspiradores del Pacto de Ostende. Prim declaró que removerían los "obstáculos tradicionales" que impedían su acceso al poder, o sea, la dinastía. La primera crisis financiera del capitalismo español (1866), con quiebras de bancos, añadió descontentos a la conjura. En septiembre de 1868 se produjo la Revolución Gloriosa, que la mandó al exilio. El mismo pueblo que la había vitoreado, escribió entonces en los muros: “Cayó para siempre la raza espúrea de los Borbones”.

En Francia, la reina y su marido se separaron. Sus partidarios consiguieron que en 1870 Isabel abdicase en su hijo Alfonso, de 13 años de edad. Falleció en 1904, después de ver proclamado a su nieto, Alfonso XIII.

Aunque Isabel apenas leía, fundó la Biblioteca Nacional: puso la primera piedra del edificio y donó los fondos de Palacio. A diferencia de su padre, a Isabel le encantaban la música y el bel canto, por lo que impulsó la construcción del Teatro Real de Madrid. Otra obra que lleva su nombre es el canal que traslada el agua potable a la capital. Con Isabel empezaron los veraneos de la corte en el Cantábrico, sobre todo en San Sebastián, que se mantuvieron hasta 1973.

En el siguiente enlace podéis ver un artículo sobre el exilio de la reina Isabel II


Exilio de Isabel II


En el siguiente enlace podéis encontrar información sobre el "incidente Olózaga"

"Incidente Olózaga"


En el siguiente enlace hay acceso a una copia de la Constitución de 1945

Constitución de 1845


En el siguiente enlace podéis encontrar el texto del Manifiesto del Manzanares

Manifiesto del Manzanares


En los siguientes enlaces hay dos documentales sobre el reinado de Isabel II

Primera parte del reinado de Isabel II

martes, 21 de noviembre de 2023

Sesiones del 20 y 22 de noviembre

 En el siguiente enlace podéis leer un artículos sobre Tartessos

https://historia.nationalgeographic.com.es/a/enigma-tartessos-teoria-que-explicaria-su-desaparicion_20462?utm_source=facebook&utm_medium=social&utm_campaign=trafico&utm_content=paid


En los siguientes enlaces podéis encontrar las dos constituciones vistas en el tema 4 





En los siguientes enlace podéis encontrar más información sobre las guerras carlistas en formato pdf y en vídeo



En el siguiente enlace podéis leer completo el


El siguiente enlace nos trae un nuevo documental sobre Fernando VII



En el siguiente enlace hay una serie de test sobre las distintas materias de 2º de Bachillerato, entre ellas, Historia de España, Geografía e Historia del Arte

Test de cultura

martes, 14 de noviembre de 2023

Sesiones del 13 y 15 de noviembre

  FERNANDO VII, EL BORBÓN MÁS CRUEL Y EL MÁS ASTUTO 

El más astuto y listo de los Borbones fue también el más cruel, despiadado y vengativo. Sobrevivió a Napoleón, que se extinguió en Santa Elena envenenado por los ingleses, y murió idolatrado por más de media España, cuando su hija sería expulsada del trono.

Desde adolescente mostró la vileza de su carácter. Conspiró contra su padre y cuando fue descubierto traicionó a todos los implicados. Así lo escribió en una patética carta a Carlos IV“He delatado a los culpables y pido a Vuestra Majestad me perdone por haberle mentido la otra noche, permitiendo besar sus Reales pies a su reconocido hijo”.

En 1808 montó otra conspiración y ésta triunfó. Aceptó reunirse con Napoleón en Bayona y devolver la corona a su padre, quien se la cedió al emperador. En los seis años siguientes, vivió en un palacio desde el que mandaba felicitaciones a Napoleón por sus victorias sobre los españoles.

Liberado en 1814, entró en España por Cataluña, donde el pueblo le recibió entusiasmado. Era el Deseado. Esa popularidad le decidió a enfrentarse a la Regencia.

Su reinado tiene tres fases: el Sexenio Absolutista, de 1814 a 1820; el Trienio Liberal, de 1820 a 1823; y la Década Ominosa, de 1823 a 1833. Se empeñó en ser un monarca absoluto y restaurar la sociedad estamental, para lo que destruyó la obra de las Cortes de Cádiz. Una duradera crisis económica, de ámbito europeo, que se extendió entre 1810 y 1830, y las guerras de independencia en los reinos americanos agravaron la vida de los españoles y vaciaron los fondos de Hacienda. 

Su programa de gobierno se puede resumir con sus palabras, sacadas de un decreto de 1826: “...que desaparezca para siempre del suelo español hasta la más remota idea de que la soberanía resida en otro que en mi real persona”.

Y este plan de Fernando lo apoyó la gran mayoría del pueblo español, que todavía sentía devoción por la Monarquía y aversión por las ideas y la conducta de los liberales. 

Tan celoso era Fernando de su poder que se negó a aceptar la independencia de las provincias americanas y trató de recuperarlas. Quebrantó las tradiciones españolas sobre la Monarquía: pretendió ser soberano por voluntad divina, como el zar Alejandro I, y no por las leyes del reino. Dejó que se desmoronasen los Consejos de la corona y los sustituyó por juntas y secretarías de despacho, que no se pueden considerar antecedente de un consejo de ministros. Los departamentos directores de la política y la Administración acabaron siendo el Ministerio de Gobernación y el Consejo de Estado.

En julio de 1814, Fernando suprimió a los jueces la facultad de aplicar tormento. Otras novedades de su reinado no fueron tan benignas. Surgieron el pronunciamiento militar y la orden secreta como elementos de agitación política que se extendieron hasta el siglo XX. Los liberales, con la frecuente colaboración del Gobierno inglés, empleaban las logias masónicas y los cuarteles para conspirar. Por su parte, Fernando estableció comités de depuración de funcionarios, militares y sacerdotes. 

Como los militares habían jurado la Constitución en el Trienio Liberal, prescindió del Ejército. Lo sustituyó con guarniciones francesas y con los Voluntarios Realistas, que superaron los 120.000. Sin embargo, para poner orden en el país en la Década Ominosa contó con antiguos afrancesados, como Javier de Burgos, y técnicos, como Luis López Ballesteros, que abrió la Bolsa de Madrid y aprobó el Código de Comercio. 

Dos hijas

Sólo tuvo dos hijas, con la última de sus cuatro esposas, su sobrina María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, con la que se casó en 1829. 

En 1832, al encontrarse casi incapacitado, cedió el gobierno a su mujer. Ésta dictó una amplia amnistía, que permitió regresar a muchos liberales. El siguiente paso de la reina fue despedir de los puestos que ocupaban en la Administración a los más obcecados absolutistas, porque podían ponerse del lado de su cuñado, el infante Carlos María Isidro.

Cuatro días después del fallecimiento de Fernando, se alzó la primera partida carlista en Talavera de la Reina. Los demonios que había alimentado durante su reinado quedaron entonces libres. 

Cuando Fernando nació (1784), España disputaba a Gran Bretaña la primacía internacional en varios campos (poderío naval, extensión del imperio…); medio siglo más tarde el país, exhausto y empobrecido, era un potencia de segunda fila. 

A Fernando VII no le atraían ni la música ni el canto; despreció a Luigi Boccherini. Tampoco, y esto es más sorprendente en un Borbón, practicaba la caza. Sus gustos eran los de un burgués discreto: prefería permanecer en casa y conversar con su familia y su camarilla. Era austero y también inculto, y presumía de campechano. Sin embargo, a él le debemos el Museo del Prado, que fundó en 1819

EL SUFRAGIO


Es el derecho a ejercer el voto para elegir cargos públicos. El término sufragio proviene del vocablo latino “Suffragium”, cuyo significado es voto.

El sufragio puede ser activo, cuando se refiere a quienes tienen derecho a elegir, o pasivo, cuando se refiere al derecho de ser elegidos.

Básicamente, el sufragio puede ser de dos tipos:

Restringido: cuando se limita a un sector de la población, siendo excluido el resto, por diferentes motivos: sexo, riqueza, etc. Un ejemplo de sufragio restringido lo constituye el censitario que impide el ejercicio del voto a aquellos cuyas rentas no superen una mínima cuantía. Durante parte del siglo XIX y hasta la extensión de los derechos a toda la población, sólo los más ricos, es decir, la burguesía, tuvieron ventajas políticas en el seno del sistema capitalista de clases. Otro ejemplo de restricción al voto lo constituyó la condición de mujer. Tras la Primera Guerra Mundial, el movimiento sufragista luchó por abolir esa limitación. En el Reino unido las mujeres lo consiguieron en 1920, en tanto que en España la mujer alcanzó sus derechos electorales en 1931.


Universal: la única limitación que existe para ejercer el voto es la edad mínima. Todo integrante de la sociedad, sea hombre o mujer, rico o desfavorecido, analfabeto o instruido, tiene derecho a elegir sus representantes y a ser escogido como tal, si así lo solicita.

En el siguiente enlace, podéis ver una conferencia sobre un cuadro del Museo del Prado, un cuadro de historia sobre el fusilamiento de un general liberal (Torrijos), en 1831

El fusilamiento del general Torrijos. Museo del Prado

En los dos enlaces siguientes, podéis ver dos perspectivas distintas de un mismo personaje:


sábado, 4 de noviembre de 2023

Sesiones del 6 y 8 de noviembre

 En el siguiente enlace podéis escuchar un podcats sobre el Motín de Esquilache, del programa Pasajes de la Historia (La rosa de los vientos, de Onda Cero)

https://www.youtube.com/watch?v=KMPekpEzPO4

CARLOS IV

Carlos IV subió al trono en diciembre de 1788, con cuarenta años de edad. Sus pasiones eran la caza, la música y las artes mecánicas; ni los amoríos ni las batallas ni las aventuras exteriores. Cumplió el consejo de su padre y mantuvo a su ministro principal, el conde de Floridablanca. Pero a los pocos meses estalló la revolución en Francia. Entonces, Carlos IV se consagró a salvar a su primo Luis XVI, primero con la política dura de Floridablanca y luego con la mano blanda del Conde de Aranda.

En cuanto la Convención abrió el proceso contra Luis, Carlos IV destituyó a Aranda y le sustituyó por su valido: Manuel Godoy. España se unió a la Primera Coalición contra la Francia republicana.

Aunque la Guerra de los Pirineos, que es como se llamó en España, fue muy popular, los franceses vencieron a todos sus enemigos. Carlos firmó la paz de Basilea en 1795 y al año siguiente (Tratado de San Ildefonso) se convirtió en aliado del Directorio y enemigo del inglés Jorge III.

España pasaba de uno a otro bando y en cada vaivén perdía territorios y tropas. Como dijo Melchor de Jovellanos: “¡Cuánto mejor fuera tener la paz y estar siempre entre estos dos poderosos enemigos, disfrutando de su protección y contrapesando sus fuerzas!”

Las conspiraciones medraban en la corte de Madrid: el príncipe de Asturias contra su padre y Godoy, Godoy contra los cortesanos, los embajadores de París y Londres animando a unos y a otros…

Los enemigos de los reyes (Fernando y su camarilla y los embajadores) lanzaron unas despiadadas campañas de desprestigio: convirtieron a María Luisa de Parma en amante de Godoy, cuando la reina, aparte de ser quince años mayor que el extremeño, estaba desfigurada por sus veintitrés embarazos.

En 1805 España perdió su flota en Trafalgar. En 1807, Godoy aceptó de Napoleón, ya coronado por su propia mano emperador, un plan para invadir Portugal, el más firme aliado inglés. Las tropas francesas penetraron en España y se instalaron en varias ciudades.

El príncipe Fernando tramó un golpe de Estado contra su padre (la conspiración de El Escorial), que se descubrió en octubre de 1807. El miserable Fernando delató a sus cómplices y pidió perdón.

Cuando Godoy comprendió que el objetivo de Napoleón era ocupar la Península Ibérica entera, trató de llevar a la familia real a la Nueva España. Pero estando en Aranjuez en marzo de 1808 se produjo un motín que forzó a Carlos IV a abdicar en su hijo.

Napoleón aprovechó la ocasión: persuadió a los Borbones para encontrarse con él en Bayona. Allí obligó a Fernando, que no había sido proclamado por las Cortes, a devolver la corona a su padre y a éste a cedérsela a él mismo, que se la traspasó a su hermano José.

En la primavera de 1808, Carlos dejó España para siempre. Napoleón les mantuvo a él y a su esposa prisioneros, pero separados de Fernando y otros de sus hijos. Después de instalarles en varios lugares de Francia, los acomodó en el palacio Borghese de Roma.

Después de la caída de Napoleón, Carlos reconoció a Fernando como soberano legítimo. En 1815 fue a vivir con ellos Godoy, acompañado de su amante, Pepita Tudó. En 19 de enero de 1819 falleció Carlos, unos días después que su esposa.

Durante su reinado, fue mecenas de pintores y músicos, como Goya y Boccherini.

Uno de sus actos más memorables fue su patrocinio de la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna, que llevó la vacuna contra la viruela a América y Asia. Fue la primera campaña mundial de vacunación. Y conmovió tanto a Edward Jenner, el descubridor de esta vacuna, que escribió: “No creo que los anales de la historia aporten un ejemplo de generosidad tan noble y tan amplio como éste”. 

Autor: Pedro Fernández Barbadillo

En el siguiente enlace podéis ver un comentario de la obra de Goya, La familia de Carlos IV


Y, en este otro, una conferencia sobre la misma obra


En los siguientes enlaces podemos saber quién era Isabel Zendal

Historia de Isabel Zendal

Conferencia en el Instituto Cervantes sobre Isabel Zendal

En el siguiente enlace podéis ver un documental sobre el final del reinado de Carlos IV

JOSÉ BONAPARTE, EL PRIMER REY ESPAÑOL MASÓN  


    Una vez coronado por sí mismo como emperador de Francia, Napoleón empezó a distribuir sus conquistas entre sus hermanos. A Luis le hizo rey de Holanda; a José, de Nápoles; a Jerónimo, de Westfalia; a Elisa, gran duquesa de Toscana. En 1808, Napoléon le cambió a José la corona de Nápoles por la de España, que Carlos IV le había entregado. El trono de Nápoles se lo dio al general Joaquín Murat, que estaba casado con su hermana Carolina. 

     Año y medio mayor que Napoleón, José era un letrado cuyo hermano llevaba consigo en todas sus aventuras políticas como secretario y hombre de confianza. 

    En la primavera de 1808, mientras Napoleón humillaba a los Borbones y convocaba una asamblea de notables españoles para que elaborase una carta otorgada, llamó a José y le cedió la corona de España y sus Indias .La asamblea aprobó el Estatuto de Bayona el 6 de julio y al día siguiente acepto a José como monarca, quien juró su cargo delante de ella. José formó un Gobierno al que quiso incorporar a Jovellanos, que se negó a ser ministro. 

    Napoleón definió así a su vanidoso hermano: “José se inclina a creer que he usurpado a mi hermano mayor la herencia del rey nuestro padre”. 

     A los pocos días de instalarse en Madrid tuvo que huir de la capital por la victoria española en Bailén. Napoleón acudió en persona a España y le doy la vuelta a la situación militar. Entonces, José empezó a gobernar. 

     Una de sus primeras medidas fue exigir a los funcionarios civiles y militares, a los eclesiásticos, a los pensionados y a los acreedores del Estado un juramento de fidelidad. Por ello, a los obedientes al rey intruso, se les llamó juramentados, aunque ahora se les llama afrancesados. 

     Fue el primero en suprimir órdenes y colegios religiosos y en exclaustrar monjas, precedente que luego aplicarían los exaltados republicanos españoles. 

     Todas las cartas enviadas a su hermano en los siguientes cinco años (1808-1813) se pueden resumir en que le pedía dinero y tropas. Los generales franceses obedecían antes al emperador que a José. 

     El plan de Napoleón era la anexión de parte de España en beneficio de una Gran Francia, como ya había hecho con los Países Bajos y regiones de Alemania e Italia En febrero de 1810, puso bajo administración francesa las provincias comprendidas entre el Ebro y los Pirineos. En una ocasión, Napoleón clamó: “España pertenece al emperador por derecho de conquista”. 

     José trató de negociar con las Cortes de Cádiz. Creía que el conflicto era entre dos dinastías, como en la guerra de Sucesión, cuando se enfrentaban dos naciones y dos sistemas políticos. 

     Fue el primer jefe de Estado español miembro de la masonería. Se inició en una logia en Marsella en 1793. Napoleón, también masón, impuso la unidad de las logias francesas en 1799 en el Gran Oriente y para contralarlas usó a sus hermanos. En 1804 nombró Gran Maestro a José. Éste participó en la reorganización posterior de la hermandad en la Restauración y la Monarquía de Julio. El francés fundó la Gran Logia Nacional de España. Por ansias de promoción, por conveniencia o por esnobismo, numerosos afrancesados se iniciaron en ella. 

     Algunas cosas buenas hizo José durante su tormentoso y breve reinado. La mayoría las habrían acabado aplicando los españoles, como la supresión de las fronteras interiores y de la Inquisición. La ciudad de Madrid le debe la construcción de la Plaza de Oriente, frente al Palacio Real. Se atribuye el nombre de la plaza a la filiación masónica del Bonaparte, ya que el oriente es una parte de las logias.

     Los invasores franceses saquearon España. Los Bonaparte, tanto José como Carolina, desvalijaron el tesoro de la corona española. El equipaje del rey José que se capturó en Vitoria (1813) se convirtió en símbolo del latrocinio cometido por los ilustrados y su brazo armado en España. 

     Con esa fortuna, José se construyó una mansión en su exilio de Estados Unidos y vivió dedicado a alternar con la clase alta. Tiempo tuvo para participar en conspiraciones, como un proyecto para independizar Texas y otro para abatir en la Nueva España el poder español. Por ello, el embajador de Fernando VII en Estados Unidos le vigiló. 

     Separado de su esposa durante años, porque ella se negó a seguirle a América, sin embargo murió a su lado en Florencia en 1844. 

 En el siguiente enlace podéis leer un artículo de José Álvarez Junco sobre la Guerra de la Independencia 


 En estos otros vídeos podemos ver dos documentales sobre la Guerra de la Independencia 



En los siguientes enlaces podéis encontrar los dos primeros textos constitucionales